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Digna Ochoa, la abogada que clama justicia desde la tumba

Martes 20 de marzo de 2012, por acuddeh

Dos años después, un 16 de agosto, sus ideas políticas, que simpatizaban con grupos de oposición, le costaron ser secuestrada y violada por policías estatales. Jamás se investigaron los hechos. De 1991 a 1999 ingresó a la congregación Dominicas del Verbo Encarnado, pero nunca tomó los votos.

En 1999, Digna sufrió otro abuso y fue secuestrada en su propio domicilio. Maniatada, la interrogaron por más de 9 horas sobre la defensa de supuestos zapatistas, presos de conciencia y casas de seguridad de movimientos revolucionarios en nuestro país.

Por los constantes atropellos y amenazas, ese mismo año la Corte Interamericana de Derechos Humanos ordenó resguardar la integridad y vida de la abogada. Para mayor protección, residió Estados Unidos durante el año 2000.

Alejandra Medina

16 de marzo de 2012

Ciudad de México.- La tranquilidad y tradición de la famosa colonia Roma, en el Distrito Federal, se vio alterada la tarde de un 19 de octubre de 2001, cuando una activista fue hallada muerta en su despacho.

El cuerpo de Digna Ochoa y Plácido, abogada de derechos humanos, yacía en el número 31-A de la calle de Zacatecas, con disparos de arma de fuego en la cabeza y las piernas. Algunas versiones periodísticas aseguraron que junto al cadáver se encontró una amenaza de muerte.

Sin embargo, el rumor no se confirmó y la Procuraduría General de Justicia capitalina, entonces liderada por el maestro Bernardo Bátiz, consignó el fallecimiento de Digna y aseguró que darían con los responsables. Sin embargo, el año pasado en medio de una intensa polémica, se cerró el caso y la máxima autoridad de Justicia en el capital mexicana, concluyó que su muerte había sido un suicidio.

Secuestro y violación

Originaria de Misantla, Veracruz, ocupaba el quinto lugar de entre 13 hijos (cinco mujeres y siete varones) en una familia humilde que la describe como inteligente y muy estudiosa.

Nació un 15 de mayo de 1964, estudió leyes en la Facultad de Derecho de la Universidad Veracruzana, y para 1986, colaboraba en la oficina del Procurador general de su estado.

Dos años después, un 16 de agosto, sus ideas políticas, que simpatizaban con grupos de oposición, le costaron ser secuestrada y violada por policías estatales. Jamás se investigaron los hechos. De 1991 a 1999 ingresó a la congregación Dominicas del Verbo Encarnado, pero nunca tomó los votos.

En 1999, Digna sufrió otro abuso y fue secuestrada en su propio domicilio. Maniatada, la interrogaron por más de 9 horas sobre la defensa de supuestos zapatistas, presos de conciencia y casas de seguridad de movimientos revolucionarios en nuestro país.

Por los constantes atropellos y amenazas, ese mismo año la Corte Interamericana de Derechos Humanos ordenó resguardar la integridad y vida de la abogada. Para mayor protección, residió Estados Unidos durante el año 2000.

Regresó a México un año después y tomó dos polémicos casos: el de los hermanos Cerezo Contreras, universitarios acusados de detonar bombas en sucursales bancarias del D. F. y el de un grupo de campesinos ecologistas presos en Guerrero.

Su legado

La familia de la activista pidió exhumar su cadáver en 2005 y salieron a la luz diversas hipótesis, como la declaración de un campesino que acusó a Rogaciano Alba Álvarez, un prominente ganadero y ex presidente municipal de Petatlán, de haber sido el autor intelectual de su homicidio.

Alguna vez entrevistada, la madre de Digna la describió como una mujer alegre pero rigurosa, con coraje, disciplinada y llena de valores. Le gustaba cocinar barbacoa de pollo y tamales de picadillo.

Dos de sus hermanos, Ignacio y Jesús, fundaron el Centro de Derechos Humanos Digna Ochoa y Plácido. “Nacho” siguió los pasos de Digna y hoy también se desempeña como abogado defensor. En su haber ya relata un “levantón”, golpes y amenazas telefónicas.

La historia de Digna Ochoa fue llevada al cine en el 2003, con la película del cineasta Felipe Cazals y la cinta "Digna... hasta el último aliento".


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